Bueno, para variar, este año en las fiestas de la Bella no han ocurrida nada fuera de lo común.
Desde luego, la primera impresión que me dio el primer día era que la gente estaba mas apagada que otros años (si, aún mas), la gente de cierta edad (ya entrada en los veintitantos) no encontraba, como diríamos, su espacio vital, y la fiesta, con la obra del colegio Alonso Barba, donde normalmente montaban la caseta de la juventud, permanecía cerrada por obras.
La sensación mas palpable es la falta de seguridad, no por la ausencia de policía, ya que es digno de mención la cantidad de efectivos que han estado trabajando de noche, sino por la cantidad de kanis jóvenes que alteraban la fiesta. La mayoría de los presentes, con cierta edad, estaban prácticamente toda la noche con ojos de camaleón (un ojo mirando al frente y el otro mirando atrás). Varias fueron las veces que tuvieron que intervenir la policía para parar algunas peleas. Ese es el momento que uno se acuerda de aquellos años que uno tenia menos edad pero que podía pasárselo bien sin tener que estar toda la noche alerta viendo como los mas jóvenes del patio, casi siempre con un look tipo Yerai de los rebujitos son los que daban la nota. Cuando subíamos por la calle Cesar Barrios uno de mis amigos nos recordó cuando aquella calle era donde todas las parejas con los críos paseaban, aquellos recuerdos en el Bar Serafín, aquella iluminación, aquellos tiempos en que la gente llegaba a las fiestas mas desahogada sin tener que estar contando cada € que se gastaba...
Bueno, a la altura del la heladeria de los valencianos, tocaba la parada para comer churros, viendo como amanecía y pensando, "una vez pasa la Bella, ya el verano va cuesta abajo".